miércoles, 22 de febrero de 2012

Momentos Que Alimentan El Alma

Existen días que pasan en nuestra vida y otros que simplemente por nuestra vida vemos pasar. Pero, más allá del actuar y de las escenas que cada uno representa se encuentra la incertidumbre, el temor a lo real, el miedo que aflora cuando te sientes perdido en el ir y venir de las horas, en una ciudad que demanda tiempo, en el estilo de vida que cada uno forja, en la rutina que consume o en el ego que te atrapa sin piedad.

Te sorprendes, cuando en medio de la angustia encuentras, que debes volver tu mirada a esos detalles simples de la existencia que has dejado atrás y que benévolamente sus rostros frente a ti muestran. Hallar gozo en lo simple, cuando tu mente se atribula de tanto pensar, alejarte de los afanes, de la prisa y maravillarte con la sencillez de un instante como quien deja que un chocolate en su paladar poco a poco se disuelva, sin premura o ansiedad. Volverte aliado del hoy, del silencio y de la magia que puedes sentir al advertir la compañía de otros que al igual que tú, viven o luchan por vivir.
Consumismo abrumador, superstición por la tecnología, competencia solitaria, conductas disruptivas y familia disfuncional son algunos de los términos que diariamente hacen eco en nuestra sociedad. Una sociedad que no tiene más protagonistas que nosotros, esos seres que poco a poco se alejan de su esencia real. Condición que percibí después de caminar sintiendo el pasto bajo mis pies o mientras mi mundo giraba con la fuerza de unas pequeñas manos que impulsados por la risa en una rueda de colores me hacían rotar. Volver a lo simple, es dejar de quejarse del frío viento, cerrar tus ojos una tarde soleada y tener la experiencia de sentirlo bailar en tu rostro, moverse de un lado a otro hasta impregnarte de su aliento, tomar un poco de él y ser consciente de su danza dentro de tu cuerpo. 
 
Allegarse a lo básico, es tener menos aparatos electrónicos y conectarte con las risas, con el poder de unos frágiles brazos que diariamente te regalan cien abrazos, con la calidez de una mirada y la fuerza de un sentimiento que te cobija en la distancia. Es saber que no estabas equivocada cuando de pequeña le dibujabas rayos al sol porque un día al regresar de tu trabajo los puedes ver, abriéndose camino entre las espesas nubes y posándose sobre el verde de las montañas que con esplendor te recuerdan que sin llegar a lo más alto de su cúspide están allí para regalarte de su paz, aunque tengas de la mano al dolor y acudas a los recuerdos para alimentarlo.
Existen días en los que vivimos y otros en los que aprendemos a vivir y más allá de lo que apreciamos hallaremos aquello que alimenta el alma y da valor para vivir.

martes, 14 de febrero de 2012

Una Tradición para Rescatar



Yo defiendo la Tradición Oral porque sólo ella nos permite andar otros caminos, juntar palabras y escuchar el cántico de los colores mágicos de las emociones plasmadas en historias.

Hoy te invito a CONTAR, a contar un cuento, un cuento tuyo, una experiencia vivida en tu niñez, adolescencia o ahora en tu adultez. Te invito a hacer uso de la palabra, formando un hermoso tapiz y así juntos lograremos que la imaginación de otra persona recorra acompañada de nuestra voz otros senderos .

También te invito a perpetuar el recuerdo de aquellos ancestros que su huella nos dejaron, compartir sus historias y quehacer, a transitar el puente entre el ayer y ese hoy que demanda tanto de nosotros.

A mi me gusta el arte de hablar...unos dicen que hablo mucho...y por eso regalo palabras, doy de mi voz y disfruto de LA TRADICIÓN ORAL.

domingo, 5 de febrero de 2012

Voces en el Silencio

Esta noche  me recree mientras hacía  un alto en la monotonía, liberé mi mente de la agonía que produce el paso de las horas,  escuché atenta esas  voces  que habitan  en mi interior, que  se materializan en signos y  al unirse cobran vida.

También,  abrí el cofre de los recuerdos, dándole prioridad al placer de sentir,  caí presa en la profundidad del silencio, en todo aquello que sólo se puede percibir, en las huellas que la existencia misma me ha dejado y en la sublime forma de las palabras que poco a poco se entretejen para formar un hermoso tapiz.
En ese ir y venir de sensaciones emergieron imágenes que se encontraban guardadas en mi pensamiento,  palabras que reposan en  algún lugar y que se combinan para representar  escenas que habitan dentro de mí.   Hoy,  viví el   sutil descubrimiento de   poder enmarcar un momento, capturar un sueño, perderme en otro mundo  y hallarme en el dulce sabor de escribir.

Beatriz Montero cuenta Arturo y Clementina

Beatriz Montero cuenta ¿Quién quiere jugar conmigo?