“Escribir es una
actividad de tipo social, comunicativo,
inserta en un entorno cultural que le
da sentido” (Camps, 1997) .
La autora Ana Camps, hace énfasis en el origen social de
la lengua escrita, que surge de las interacciones con el contexto y en el cual
se relacionan aspectos cognitivos, sociales y a su vez afectivos. Podría decir, partiendo de la cita que las concepciones que poseemos los docentes a nivel educativo frente a la composición escrita, marcan la diferencia
en torno al objetivo que se deseamos alcanzar con los estudiantes. ¿Se capacita al niño para realizar
trazos grafo-motores y copiar modelos o se forman escritores capaces de
organizar sus ideas y a través del
discurso transmitir a su interlocutor su pensamiento? “La concepción de la
escritura como copia inhibe la verdadera escritura” (Ferreiro, 1979) . En ocasiones, continuamos encontrando en las aulas situaciones donde la enseñanza de la lengua, tiende a convertirse en un gran cúmulo de
contenidos temáticos centrados en la reproducción y que se alejan de las
experiencias significativas que podrían enriquecer el desempeño escritural de
los niños.
De acuerdo a lo anterior, el objetivo
es formar escritores en ambientes significativos “aprender a escribir es aprender a usar la lengua de
forma adecuada a la situación y al contexto, esta capacidad no puede desarrollarse con el estudio de formas
lingüísticas alejadas de su uso en los contextos reales de producción” (Camps, 1997) . Debido a lo anterior, los invito a reflexionar en el uso de estrategias didácticas que empleamos en nuestra aula de clases al acompañar a nuestros estudiantes en el desarrollo de competencias escriturales.
Para ello, retomaré varias de las experiencias que he tenido la oportunidad de vivir con niños en etapa de preescolar y primer ciclo de educación a través de la aplicación de la metodología por proyectos de aula.
“Cuéntame
que te cuento la independencia”, fue un proyecto dirigido por mí con estudiantes de primer grado, nuestro eje central fue el bicentenario de la independencia colombiana
en el cual se generaron situaciones reales donde
los aprendices, partiendo de la investigación tuvieron un encuentro directo con diferentes tipos de narraciones relatos,
fábulas y cuentos, ampliaron su vocabulario semántico al conocer la
terminología de la época, vivieron experiencias de acuerdo con sus intereses y
motivaciones que los llevaron a ampliar sus conocimientos y a apropiarse de un
discurso que les permitió acercarse a la escritura de una forma genuina. El
resultado se evidenció en la argumentación que mostraron los niños al presentar
con propiedad los tópicos trabajados
desde la investigación, fueron recursivos e hicieron uso de varias clases de
textos al consignar sus experiencias en el diario de campo y al describir o
narrar sus conclusiones como producto de la actividad realizada.
Cabe resaltar, que
la metodología empleada en la situación anterior “Metodología por proyectos”,
permitió integrar diversos tipos de conocimientos y cumplió con sus fines ya
que se vinculó la escuela con el mundo
de la vida colombiana y se generaron situaciones reales de comunicación, donde leer
y escribir se convirtieron en una necesidad y no en una imposición.
Otro aspecto que se puede resaltar teniendo
como referencia la labor realizada con los estudiantes de primer grado en torno
al bicentenario, es el rol desempeñado por mi como docente, ya que debido a la metodología
empleada dejé de ser el ente facilitador del conocimiento o aquel que desde la
planeación programaba la actividad a
realizar para convertirme en motivadora y modeladora de la experiencia. Los estudiantes eligieron los tipos de textos
a investigar, la forma de presentar los resultados de su indagación y poco a
poco se dio un acercamiento a los tópicos contemplados en el programa del área
de lengua castellana. Es de esta manera,
como “el profesor no es únicamente el organizador de la tarea, el que sabe e
imparte los conocimientos y el que evalúa su adquisición, sino que sus
funciones le acercan a los procesos,
tanto al de la escritura, al convertirse en lector crítico de los textos
de los alumnos, como al de la enseñanza y aprendizaje a través de las acciones
de regulación que se dan a lo largo de él” (Camps, 1997) .
El desafío a nivel
escolar consiste entonces, en propiciar situaciones reales a través de las cuales los niños puedan
crear mundos posibles, por eso, al igual que la lectura, la escritura no puede
reducirse a contenidos programáticos en los grados específicamente de
transición y primero de básica primaria, la escritura emerge del interior y en
ella convergen aspectos discursivos, emocionales y no solamente grafo-motores.
Para transmitir y hacer que los niños descubran el uso de la escritura se les
deben facilitar experiencias que cobren vida dentro y fuera del ambiente
escolar de esta manera se podría en gran sentido educar para la expresión, para
la comunicación, para pensar y escribir sobre
las diversas situaciones del mundo a las cuales el estudiante
diariamente se enfrenta.
BIBLIOGRAFÍA
CAMPS, A. (1997): “Escribir. La enseñanza y el
aprendizaje de la composición escrita”. Signos, 20, 24-33.
FERREIRO, E y TEBEROSKY, A. (1979): “Los
sistemas de escritura en el desarrollo del niño”. México: Siglo XXI.
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